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HISTORIA DEL BUCEO

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El hombre, desde sus comienzos, ha deseado y necesitado el contacto con el mar. Una atracción proveniente quizá de la herencia recibida de nuestras anteriores formas de vida marina (según afirman las nuevas teorías acerca de este tema) o de la simple curiosidad por lo que se puede observar en estos fondos.

Ese deseo humano a tener acceso al mundo submarino no obedecía solo a simple curiosidad y afán de descubrir cosas nuevas, sino a la necesidad de aumentar la productividad de la acción humana en el mar. Efectivamente, la pesca de coral, esponjas, perlas, conchas, etc, es mucho mas productiva por medio de buceadores que utilizando sistemas tradicionales desde embarcaciones. Así, pueblos cuya vida dependía en gran parte de los productos del mar, sobre todo en zonas donde la temperatura de las aguas no era demasiado baja, empezaron a bucear, haciendo de esta actividad un medio de vida.

Cualquiera que habitase a orillas del mar tuvo que verse alguna vez en la necesidad de traspasar la superficie para recuperar cosas que habian ido a parar al fondo, desde cualquier utensilio de a bordo hasta valiosos cargamentos que reposaban en el interior de naves hundidas.

Asurbanipal II    Existen pruebas de que el buceo en apnea, ya se practicaba 2000 años a. de C. en el Perú. En el Museo Británico se conservan bajorrelieves del siglo IX a. de C. que muestran a unos prisioneros fenicios evadiendose bajo las aguas del río Tigris respirando de odres de piel, bajo las flechas asirias. También en un bajorrelieve del año 880 antes de Cristo, se aprecia al rey persa Assurbanipal II en actitud de nadar y provisto de un odre de carnero bajo su pecho, en forma de saco respirador y junto a él un pez.

Pero donde podemos observar mayor presencia de estos signos junto con historias en ocasiones mezcladas con los mitos y las leyendas, es durante el apogeo del imperio ateniense. Y fueron los griegos quienes desarrollaron el primer mecanismo de inmersión: "la lebeta", primitiva campana de buzo.

Posteriormente y durante el Imperio Romano, sería otro pueblo, el de los "urinatores", el que destacaría por su tradición subacuática, que le llevó a formar las primeras unidades de buceadores de combate.

Buceador con bolsa de cuero don tubo respitrador. (1511)En la Edad Media vuelve a despertarse el interés por las profundidades del mar, dormido desde el Imperio Romano. Incluso un conocido personaje de este momento, Leonardo da Vinci se interesó por este tema, llegando a diseñar unos pies de pato, unos guantes palmeados y una caperuza de cuero que cubría la cabeza y el cuello del buceador y en la que colocó a la altura de la boca un tubo respirador; esta caperuza iba además cubierta por agudas púas para "defenderse de los peces".

En 1430 aparecen manuscritos representando a un buzo trabajando bajo el agua. Son pues numerosas las pruebas de esa inquietud del hombre por conseguir sumergirse, con mayor o menor éxito, que han llegado hasta nuestros dias.

Un hito importante fue la campana, Campana de Halley un simple recipiente en el que, al ser descendido hasta cierta profundidad, el agua subía por su interior hasta equilibrar la presion del aire contenido en él, y podía así ser respirado por los buceadores. Ya en el siglo XVI se utilizaron las primeras campanas, aunque fue en el siglo XVII cuando mas proliferaron, como la de Lorini (1609), La "Patache" de Jean Barrié (1640), la del español Andreu Ximénez, empleada en aguas de Cadaqués en 1654, o la de Halley (1690), que recibía suministro de aire desde la superficie.

Escafandra de Borelli    Paralelamente a la campana se idearon diversos artilugios destinados a permitir al hombre respirar bajo el agua, como algunos de Leonardo da Vinci, o el equipo de buzo de Borelli, en 1680. No todos ellos funcionaron con éxito.

En España, en 1787, se crearon escuelas para buzos en cartagena, Cádiz y El Ferrol, formando buceadores en apnea que solo se ayudaban de campanas similares a la que en 1626 había utilizado el español Nuñez Melián para recuperar cargamentos de oro y plata de galeones hundidos en el Mar Caribe.

Equipo de buzo de SiebeOtro paso destacable para la permanencia del hombre bajo el agua fue la posterior evolución de la campana, que gracias a Augustus Siebe veia reducir su tamaño hasta quedar convertida en un casco, que recibía aire de una bomba desde la superficie. El mismo Siebe en 1837, le añadiría un traje impermeable, que dejaba "en seco" el cuerpo del buzo. Para su denominación, utilizó el término "escafandra". Así nació el equipo de buzo clásico, que con algunas modificaciones ha llegado hasta nuestros dias.

En esos años cabe mencionar además un nombre español: Issac Peral, quien inventó el submarino o "Barco pez".

En 1860, un oficial de marina francés, Auguste Denayrouze, y un ingeniero de minas, Benedict Rouquayrol, se unieron para construir un aparato mas ligero que la escafandra de buzo, que abria un campo distinto para la penetración del hombre bajo el agua.

Equipo de buceo clásico    En esquema consistía en un depósito metálico que contenía aire a 30 o 40 atmosferas de presión, con un elemental regulador y una manguera que suministraba aire desde la superficie y que se podía desconectar por breves periodos de tiempo mientras el buceador seguia respirando de la reserva de su depósito. Le darían el nombre de "Aeróforo". Pero este aparato apenas llegó a utilizarse ya que permitía escasa autonomía y no disponía de un sistema de visión adecuado.

Ya en nuestro siglo, en la decada de los años 30, surge un fenómeno cuyo foco principal está en la Francia Mediterranea. Los inventos para permitir la penetración del hombre en el mundo submarino se suceden con gran rapidez. En esa época salen a la luz elementos como las aletas (1935), el tubo respirador (1938) y la máscara que abarca ojos y nariz, patentada en 1938, aunque los lentes binoculares ya se conocian desde años antes.

En 1933 otro investigador francés, Le Prier, patenta la escafandra que proporciona al buceador una autonomía real, gracias a la botella con aire a alta presión (150 atmosferas), y una buena visión, con el empleo de una máscara facial. Pero este aparato tampoco llegó a satisfacer todas las necesidades de los buceadores de la época, ya que no disponía de un sistema de control del consumo, lo que limitaba mucho su autonomía (15 minutos en profundidades no mayores de 15 metros.

Jacques Yves CousteauPoco después, el año 1943 se convertiría en una fecha clave para el submarinismo, ese año el equipo formado por el Teniente de Navio francés Jacques Yves Cousteau, el ingeniero Emile Gagnan, y un joven deportista Freédéric Dumas probarían en aguas de la Costa Azul un aparato que habría de convertirse en aquel con el que tantas generaciones habían soñado. Se trataba de la escafandra autónoma, cuyo elemento fundamental era un regulador Pincha para verlo ampliadoque suministraba al buceador aire a presión ambiente, que se encontraba comprimido a gran presión en una botella. Este sistema daba la oportunidad de bajar a unas superficies nunca imaginadas por el hombre y con un sistema de respiración bastante aceptable.

En realidad la escafandra es solo una parte del invento, pues Cousteau utiliza una mascara que cubre ojos y nariz, unas aletas de goma y compensa su natural flotabilidad con un cinturón con pastillas de plomo.

La escafandra autónoma abrió el camino al mundo submarino consiguiendo despertar interés en hombres de ciencia y llevando a una sucesión de hechos y descubrimientos nunca imaginados.

Hoy dia son numerosas las casas comerciales que nos ofrecen reguladores para el buceo deportivo, cada vez mas perfeccionados, seguros y duraderos, al extremo de que, con un poco de preparación y entrenamiento, es casi tan facil respirar bajo el agua como fuera de ella.

Hasta nuestros días se han ido produciendo otros avances de menor índole, como el chaleco hidrostático que permite regular la flotabilidad del buceador a voluntad y el ordenador de buceo.

Actualmente, debido al desarrolllo científico provocado, en general, por las necesidades de recursos energéticos que presenta la sociedad, la técnica del buceo ha llegado hasta tal extremo que se han sobrepasado ampliamente los 500 metros de profundidad, con equipos adecuados que suministran mezclas de oxigeno y otros gases especificamente preparados para dichas profundidades.

¿Hasta que extremo el cuerpo humano será capaz de resistir los efectos de la presión?





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