EL BARCO FENICIO DE MAZARRON
Hace 2.600 años
La historia pudo producirse hace unos 2.600 años. Un barco fenicio de unos 8 m.
de eslora debió acercarse a las costas mazarroneras, más concretamente a la
denominada playa de La Isla para realizar alguna operación comercial o,
quizás, buscar protección ante algún temporal. En cualquier caso no
consiguió su objetivo y se hundió. La acción física y química de las
aguas marinas hubiera podido destruir totalmente la estructura de madera del
supuesto naufragio, pero la fortuna quiso que una parte de la embarcación
quedara sepultada en arena y protegida, en unas condiciones casi irrepetibles,
durante más de dos milenios y medio.
Los fenicios
Aunque de los fenicios no se tienen demasiados datos históricos, se sabe que su
poder fue fruto de su capacidad para el comercio y no de sus ambiciones de
dominio territorial. Así, desde Fenicia, región situada en lo que actualmente
es el Líbano, establecieron colonias comerciales en diversos puntos del
Mediterráneo, difundiendo su alfabeto y sus técnicas artesanales como los
trabajos mineros y los salazones de pescado, actividades de tanta tradición en
nuestras tierras.
En una de las playas más
concurridas.
No podían sospechar los mazarroneros, que una de sus playas más populares iba
a convertirse durante bastante tiempo en un centro de la arqueología submarina.
Desde hacía muchos años, algunos bañistas aficionados al buceo, habían
tenido la fortuna de ver sobresalir, entre la arena del fondo, partes de objetos
que, una vez extraídos, aparecían como vasijas cerámicas, completas o
parciales, de diversas épocas.
Quizás, debido a la construcción, en las proximidades, de un puerto deportivo,
las corrientes marinas sufrieron cambios que trajeron como consecuencia que
desapareciera la arena de la parte occidental de la playa y, en cambio, se
produjese el fenómeno contrario en el lado opuesto.
Primera fase:
Prospección del entorno.
El descubrimiento de unas maderas que sobresalían del fondo de arena se produjo
en 1.988. Cinco años después, el CENIAS ( Centro Nacional de
Investigaciones Arquelógicas Submarinas ) dispuso de medios y se inició la
primera fase, en la que se prospectó el terreno circundante, sin intención,
aún, de extraer los restos de la embarcación, tal era la precaución ante lo
que los expertos consideraban ya como un descubrimiento único en la historia de
la arqueología
Bajo la dirección de D. Iván Negueruela trabajaron arqueólogos, geólogos,
restauradores, dibujantes, químicos y fotógrafos. Por el sistema de
cuadrículas submarinas se prospectaron 72.000 m. cuadrados de fondo marino,
obteniéndose unos 7.500 fragmentos cerámicos de ánforas, platos, cuencos,
ollas y urnas, de los que más de las dos terceras partes eran fenicios, y
algunas pieza metálicas como un anillo-sello de plata y una punta de flecha
fenicia. Las más antiguas datan del 625 a. JC.
Segunda fase: Extracción
los restos de la nave.
Realizar este trabajo implicó numerosas dificultades ya que era una experiencia
a la que la arqueología submarina nunca se había enfrentado: hubo que crear no
sólo una nueva estructura de excavación, sino además, productos resinosos
capaces de permitir la consolidación de los restos, para ser transportados y
reproducidos.
Actualmente se encuentran en el Museo Nacional de Arqueología Marítima de
Cartagena, sometidos a investigación y tratamientos químicos que permitan su
conocimiento y conservación.
Los restos encontrados de la embarcación son los siguientes:
- Un fragmento de unos 4 m. correspondiente a la quilla.
- Un fragmento de casco formado por 9 tablones ( tracas )
incompletos, unidos mediante la técnica de cosido sobre la de
mortaja-lengüeta- pasador.
- Cuatro fragmentos de cuadernas cilíndricas.
- Varios trozos de cuerda petrificada
Las piezas encontradas permiten la reconstrucción del 40 % de la totalidad de la nave que debió tener unos ocho metros de eslora y dos de manga.
Hallados los restos de
una segunda nave fenicia.
Pero aquí no acaban los descubrimientos: en las proximidades, los arqueólogos
han descubierto otro barco, mucho más completo que el primero ( probablemente
hasta el 90 %) que se encuentra en posición de navegación y, además,
conserva, en su interior, parte de la mercancía que transportaba cuando se
hundió.
Esta nave se encuentra sepultada bajo arena, a unos dos metros de profundidad.
En ella se ha identificado el perímetro de la borda, lo que permitirá conocer
su forma exacta
Para garantizar su recuperación en las mejores condiciones, los especialistas
comentan que no se abordará la excavación hasta que cuenten con todos los
medios necesarios.
Estos medios implican un presupuesto superior a los 200 millones de ptas. de los
que la mayor parte se dedicarán a la construcción de una cámara de unos 12 m.
de largo y 2,7 m. de ancho que permita extraer el barco completo sin que se
fragmente. Esta gran cámara dispondrá de los equipos necesarios (
hiperbáricos, térmicos, químicos, etc. ) para mantenerlo en su interior
sometido a investigación y proceso de restauración preciso que, en líneas
generales, consiste en eliminar el contenido de sal para evitar que, durante el
secado, cristalice y destruya la madera.
En enero del 2.000 ya se había extraído el ancla, pieza única en la
arqueología mediterránea.
Se está buscando el timón y el mástil.
En cualquier caso no se extraerá la nave hasta que no se disponga de la
ampliación prevista del Museo de Arqueología Submarina de Cartagena.
Si la nave ha esperado 2.600 años, ... ¿ que importa un poco más ?. Pero
todos estamos impacientes por conocer los secretos que esta segunda nave nos va
a desvelar.