No queremos caer en el tópico ecologista ni tampoco entrar en la polémica de las consecuencias que puede generar, en el ecosistema marino, la instalación de estaciones desaladoras en el litoral. Pero es obvio, que en todo proceso desalador, una porción del agua utilizada para su depuración es devuelta al mar en forma de "salmuera" (solución salina resultante de la depuración de agua marina), provocando con ello un aumento de la salinidad y la temperatura del agua en la zona, y también una disminución de la calidad de nuestras aguas, con el consiguiente deterioro de las praderas de posidonias y de otras especies marinas.
La toma de agua se efectúa a través de una conducción submarina, alejada de la costa (inmisario), mediante una tubería que conduce el agua, impulsada por una estación de bombeo, hasta la planta de desalado.
En la primera parte del proceso, las aguas llegan a la planta donde se someten a diversos procesos de filtrado.
La desalación se efectúa por el sistema de ósmosis inversa. Para ello se utilizan grandes bastidores de membranas capaces de rechazar las sales. Su cometido es filtrar el agua, separándola de la sal.
Puesto que el agua procedente de las desaladora ha de cumplir con la normativa para las aguas de consumo humano, esta es sometida a distintos tratamientos a fin de garantizar su perfecto estado. Tras ello es bombeada a un depósito regulador.
El agua de rechazo "la salmuera resultante del proceso " es vertida de nuevo al mar, a través de otra conducción submarina (emisario), en cuyo tramo final dispone de sistemas de difusión a fin de lograr la dispersión y disolución de la salmuera en el agua.
"Teóricamente", para no afectar a la pradera de posidonia oceánica, calificada de hábitat prioritario por la Unión Europea, se debe utilizar una conducción submarina, que vierta los residuos más allá de la línea de este hábitat.
Tanto la captación del agua del mar, como la salida de la salmuera, resultante del proceso de desalinización, se realizan a través de dos tubos submarinos, de poliéster y fibra de vidrio, de aprox 1,5 metros de diámetro, que discurren paralelos y mantienen entre ellos una separación de aprox. 2 metros. Estas tuberías se encuentran ancladas al fondo marino con estribos de hormigón.
La profundidad de estos tubos es variable; pues va desde los 5 metros, en su salida al mar cerca de la costa, desconociendo actualmente hasta que profundidad y distancia continúa el "inmisario". Algún día llegaremos al final ( o al principio, según se mire)
A unos 23 metros de profundidad, a unos 700 metros de la costa, encontramos el final del "emisario de vertido", donde se encuentran los "difusores" de la salmuera, y podemos apreciar el aumento de la salinidad y de la temperatura del agua.
Desde embarcación, y en función del lugar que escojamos alcanzaremos una u otra profundidad.
Descenderemos por el cabo del ancla y, por lógica, realizaremos un recorrido hacia la zona mas profunda, alejándonos de la costa, para
luego regresar al cabo de fondeo.
La inmersión la realizamos, siguiendo el trazado de los tubos, escudriñando y mirando debajo de ellos, en los recovecos y grietas que dejan los estribos de hormigón, y ocasionalmente, alejándonos un poco de los tubos para observar alguna piedra y los bloques de hormigón colocados para evitar la pesca de arrastre.
La inmersión discurre principalmente entre fango, piedras y algún tramo de posidonia oceanica. En cuanto a fauna, podemos decir que no es especialmente rico, aunque aún podemos encontrar variedad de vida animal: Pulpos, morenas, congrios, doncellas, sargos, pepinos de mar, castañuelas, abadejos, algún mero que otro y otros tipos de "vida pequeña".